El 5 de enero de 1859, la guerra estalló en Chile. No estalló contra otro país, sino que los pobladores y empresarios de Atacama se aburrieron de los abusos desde el gobierno conservador de Manuel Montt y decidieron levantarse en armas para reformar el país, cambiando la constitución y la forma de distribución del poder. Un estado liberal, laico federal, que entregara más autonomía a los territorios del país y además pidiendo hasta educación de calidad.
Entre otras medida, exigían un mayor grado de autonomía para las provincias y que la enseñanza fuera laica, sin presencia de la iglesia Católica. Si bien los empresarios tenían claras intenciones de controlar de mejor forma sus negocios reformando el estado, también existía un sincero clamor popular, según versa el relato en Atacama. Había una facción de los movilizados lo hacían rebeldía a los abusos. Originalmente contaba con el respaldo de adherentes en Biobío y Valparaíso, quienes luego se restaron.
Atacama se organizó en un ejército que avanzó hacia el sur esperando arribar a la capital Santiago, forzando así los cambios exigidos. Todos ellos liderados por el caudillo local Pedro León Gallo y Los Mata, una familia de intelectuales copiapinos. Solo llegaron hasta La Serena, luego de haber tomado ciudades y provincias. Allí fueron derrotados por el ejército chileno. Esa gesta tenía música de fondo: el himno llamado La Constituyente, que exultaba a la batalla y a seguir los principios morales y políticos de esta revuelta.
El investigador en historia Rodrigo Zalaquett nos explica por qué desapareció: «Cuando la revolución es derrotada, todos los símbolos que tenían que ver con ella son destruidos. Recuerda, los pesos constituyentes son fundidos, y en este caso, la partitura constituyente, las que se encontraron, fueron proscritas y destruidas», cuenta a Tierra Culta.
Una música que se compuso para esa gesta, pero de la que se extraviaron todas las copias de su partitura luego de la derrota de las huestes atacameñas. Solo quedó el registro de la canción, cuya letra escrita por el militar Arturo Arancibia se imprimió por la época a modo de panfleto que apoyaba las ideas revolucionarias. Pero de la partitura compuesta por Enrique Villet, ni rastro, solo especulaciones. Muchos le decían la Marsellesa atacameña y pensaron que esa podría ser la melodía.
La música estuvo más de 100 años en silencio. Así fue hasta los años 2000, cuando Rodrigo Zalaquett la encuentra nuevamente en un oscuro archivador de Santiago.
«Historiadores antiguos decían que era como la ‘Marsellesa del Norte’, la ‘Marsellesa Copiapina’, entonces todos pensaban que seguramente la composición musical tenía esos mismos acordes como la ‘Marsellesa’, y así quedó. Y así quedó hasta que en el transcurso de mi investigación para magíster de la Universidad de Salamanca, la encuentro en la Biblioteca Nacional», nos relata Zalaquett.
«La partitura es quemada, alguna, no sé yo, tal vez alguna escondida, destruida y quedó solamente esta. Y nunca más se volvió a tocar«
Rodrigo Zalaquett
Esta única partitura que había y que sobrevivió a la constituyente. A los 150 años del aniversario de la Revolución Constituyente, se realizó un evento en conmemoración en la capital atacameña. En esa ocasión, se efectuó un homenaje con alguien caracterizado de Pedro León Gallo, donde distintas autoridades y organizaciones civiles de la ciudad recordaron el conflicto.
Para esa ocasión, los profesores Morales y Salfate de la ciudad prepararon una presentación donde, después de 150 años, la Constituyente volvió a sonar en la Plaza de Armas de la ciudad.
«Después de 150 años en la Plaza de Copiapó, la canción fue interpretada por un coro de estudiantes de distintos colegios de la ciudad y el coro de la Universidad de Atacama. Fue un momento extremadamente emocionante para todos los que estábamos presentes, porque tú comprenderás que cuando se termina la Revolución, después todos dicen no si yo no participé. Hemos estudiado los juicios que se le hacen a los tipos que son presos después y todos niegan los cargos. Dicen que participaron obligados», nos cuenta el investigador en historia.
«Si no participaban en la Revolución, los iban a matar. Entonces todos después reniegan. La partitura es quemada, alguna tal vez quedó escondida por ahí y fue destruida. De todas, la única que sabemos que quedó es esta. Nunca más se volvió a tocar, nunca más se escucharon esos acordes, nunca más se escucharon esos coros y después, como te digo, en ese aniversario de los 150 años en la plaza, volvimos a escuchar cómo era, cómo sonaba realmente, cómo sonaban los coros, cómo sonaba la musicalización y nos dimos cuenta que no tenía nada que ver con la Marsellesa», continúa con su explicación Rodrigo Zalaquett.
Hoy podemos encontrar en YouTube una versión de este tema interpretado por la compañía de ópera Chañarsillo el año 2019. Tema registrado en la Casa Museo Manuel Antonio Mata de la Ciudad, con motivo de los 160 años de la Revolución Constituyente. y que contiene versos como: «¡Santos! ¡Santos! 150 años de silencio para esta melodía que se perdió en el desierto y su historia» o «Cese el pueblo de ser el juguete de mandones sin ley». Te compartimos la nota en formato podcast que hicimos en su momento de este tema para el podcast Sonidos del Desierto de Tierra Culta.